Fueron seis semanas las que integraron el curso de verano, 30 días para algunos, 18 para otros y para nosotros: toda una experiencia... y siguiendo con los números (que jamás se acercará a lo vivido), fueron 8 grupos diarios de 15 niños y niñas que llegaban con mucho para compartir, rostros que se fueron haciendo familiares con las travesuras, inquietudes, intereses y también con el silencio de aquellos que ingresaron tímidos y reservados pero que salieron de este túnel de seis semanas, sonriendo y regalando algunos abrazos a los maestros, de todos porque si podemos decirlo cuando se comenta esta experiencia entre quienes la vivimos, de todos tenemos un detalle, un recuerdo y un por qué para seguir en el esfuerzo, de los momentos a compartirles van las imágenes de niños pintando, atentos a lo que algún maestro les contaba, sonriendo o abrazando a un nuevo amigo, haciendo caras y gestos que dieran señal de su pensar y su sentir, disfrutando no muy cómodo a veces de una película que nunca fue completa pero si protestada por ello. Nos atrevemos a contarles madres y padres que cada uno de los pequeños descubrió algo de sí y de los demás, descubrieron que algunas cosas que tienen a diario cercanos en su casa les puede servir para contar historias y ni que decir de lo confortante que es mirarlos antes de su partida hundidos en algún libro sin importar las letras contenidas dentro, porque lo importante siempre fue descubrir que decían o que les pasaba a los personajes de los cuentos.
Como estas historias hay muchas, demasiadas podemos decir a pesar de haber sido sólo seis semanas, y por ello lo importante y simple (nada simple), es que ustedes tendrán consigo a sus hijos por todos sus días... compartan sus historias.
Como estas historias hay muchas, demasiadas podemos decir a pesar de haber sido sólo seis semanas, y por ello lo importante y simple (nada simple), es que ustedes tendrán consigo a sus hijos por todos sus días... compartan sus historias.
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